miércoles, 10 de agosto de 2011


Herejía feminista


Maria Victoria Castro* y Valentina Montoya**
Hace algunos días la Decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana, Maria Cristina Gómez, tuvo que renunciar a su cargo luego de que el rector de la institución, Monseñor Luis Fernando Rodríguez, le prohibiera la realización del evento “Los debates actuales en la justicia” en el cual se otorgaría un doctorado honoris causa al académico Robert Alexy. Lo anterior dado que el congreso contaría con las ponencias de reconocidos académicos colombianos como Isabel Cristina Jaramillo, Rodrigo Uprimny y Mauricio García con claras tendencias pro abortistas, y que –según al rector de la UPB- el mismo Alexy tiene dicha postura ideológica, en contra de los ideales de la institución. Esto pese a que el evento académico no tenía ninguna relación con la interrupción voluntaria del embarazo.
Para algunas personas la renuncia de la decana de Derecho de la UPB parece traída de los cabellos en una sociedad tan “progresista” como la colombiana, que se ha erigido como paradigma de la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres (ver Sentencias C-355 de 2006, T-440 de 1992, T-420 de 1992, T-890 de 2009, T-236 de 2004). Para otras es simplemente lo que ocurre en universidades católicas que se amparan en la enseñanza de valores religiosos y que actúan dentro del principio de la autonomía universitaria. Sin embargo, la renuncia de Maria Cristina Gómez no es un hecho aislado, sino el reflejo de lo que sucede en sociedades como las latinoamericanas, profundamente religiosas y tradicionales, en las cuales el pensamiento crítico e igualitario debe ser callado. El acoso laboral al que fue sometida la decana hace parte de un movimiento para aplastar a académicas y académicos progresistas en América Latina. La inquisición moderna se hace evidente (sobre esto recomendamos ver el texto de Rebecca Cook “Modern Day Inquisitions”).  
Aunque el debate es entre la libertad de cultos y la autonomía universitaria, la renuncia de la decana nos muestra en el trasfondo una renuncia casi impuesta, donde profesores de la universidad y el mismo rector inhiben el papel académico y administrativo de Gómez, llevándola a tomar su determinación. Estas actitudes pueden enmarcarse dentro del acoso laboral, que la Ley 1010 de 2006 define como
“…toda conducta persistente y demostrable, ejercida sobre un empleado, trabajador por parte de un empleador, un jefe o superior jerárquico inmediato o mediato, un compañero de trabajo o un subalterno, encaminada a infundir miedo, intimidación, terror y angustia, a causar perjuicio laboral, generar desmotivación en el trabajo, o inducir la renuncia del mismo”.
Monseñor y algunos profesores de la facultad aún piensan que están por encima de la ley, y que su culto puede imponerse sobre el de los demás a como dé lugar, bajo el amparo de la autonomía universitaria. No se dan cuenta que ésta no es absoluta y que con su práctica han llevado a una renuncia que en principio no se ha debido producir, menos aún en un medio académico y “democrático” como debería ser la universidad. Para las directivas de la UPB pueden haber varias repuestas: 1) la academia crítica debe ser borrada y los escenarios académicos controlados; 2) la lucha feminista por la interrupción voluntaria del embarazo es una manifestación de un grupo de mujeres “comunistas” y “asesinas de fetos” que debe ser condenada; 3) la Ley de Acoso Laboral es una más de aquellas que ellos pueden cumplir de forma discrecional.
En contraste, para Maria Cristina y los que la rodean, la situación lleva a varias conclusiones: 1) deben buscar otros espacios donde no sean constantemente acosados por sus tendencias ideológicas, la academia –al parecer- no es una opción, al menos no la UPB; 2) el masivo pronunciamiento de los medios de comunicación no impedirá la renuncia de la decana; y 3) este tipo de conductas acosadoras son una realidad en muchas de las instituciones del país, y través de ellas se limita a aquel que piensa diferente. En el fondo quedan varias inquietudes: ¿Cuál es el espacio de la academia en este tipo de debates? ¿Cuál es el papel de la justicia para reparar y propender por la no repetición del acoso laboral? ¿Qué hay de los derechos de las mujeres en espacios religiosos que se revitalizan día a día y en los cuales la diferencia entre Iglesia, Estado, y sociedad busca hacerse invisible?  

Para más información sobre el debate en la UPB recomendamos ver:
- Carta enviada por el Rector de la UPB a Maria Cristina Gómez ordenando la cancelación del evento académico: http://es.scribd.com/fullscreen/61545156?access_key=key-xg7ojyvhv1sldu91d7k
- Carta de respuesta de Maria Cristina Gómez renunciando a la decanatura: http://es.scribd.com/fullscreen/61545494?access_key=key-29gpud96acai25a506ts

* Maria Victoria Castro es abogada y profesora de cátedra del curso Juez e Interpretación Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, actualmente está cursando el segundo año de su Doctorado en Derecho en la misma Universidad.
** Abogada (con honores), politóloga y estudiante de la Maestría en Derecho de la Universidad de los Andes. Profesora auxiliar del curso de Relaciones Familiares. Investigadora del CIJUS y del IDEGE.

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