miércoles, 1 de febrero de 2012

El humano número 7000 millones y la autonomía de las mujeres


**Valentina Montoya Robledo

En 2011 la persona número 7000 millones llegó al mundo (ver: http://foweb.unfpa.org/SWP2011/reports/SP-SWOP2011_Final.pdf). Con ello resurgen las preguntas sobre la sobrepoblación, la disponibilidad de recursos naturales, la distribución desigual del ingreso, la división global entre norte y sur y el desarrollo. Sin embargo, una pregunta que queda en el tintero es ¿cómo controlar el fenómeno sin violentar la autonomía de las mujeres cuyo cuerpo es el campo de batalla de las cruzadas contra el crecimiento demográfico?

El problema de la sobrepoblación no es nuevo, si se toma en cuenta que sólo 12 años antes, en 1999, el habitante número 6000 millones ya había llegado al planeta y que el ascenso dramático en la población durante el siglo XX ya cuestionaba a los gobiernos del mundo. Desde ese momento, los Estados han venido implementando diferentes tipos de políticas. La mayoría de éstas han tenido un fuerte impacto sobre las mujeres y su autonomía. Mencionaré varios casos para evidenciar la situación.  

El primer caso es el de China. Las políticas de “hijo único” implementadas desde hace más de 30 años han tenido serios impactos sobre la población femenina. Primero, en un país donde culturalmente se valora más tener en la familia a un hijo hombre, sobretodo en áreas rurales, el feminicidio de niñas ha sido la constante. Esto ha llevado a que en la actualidad China tenga el mayor desbalance entre hombre y mujeres en el mundo, con 100 mujeres por cada 119 hombres (ver: http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-309218-liberan-china-206-esposas-compradas-ilegalmente-solteros ). Segundo, la situación es dramática si se considera que muchas familias están comprando esposas para sus hijos solteros y que en 2020 se espera que haya 24 millones de chinos sin una esposa. El asunto relevante ahora es la trata de mujeres en China. El consentimiento de ellas no existe. Son los hombres, quienes por políticas de Estado y estigmas sociales sobre la preferencia de tener hijos hombres han terminado solos. Como si se tratara de una mercancía, las mujeres de países cercanos se compran y se venden, sin respetar su autonomía.

El caso de la India no es tan diferente de la situación en China. El segundo país más poblado del mundo ha venido sufriendo de infanticio y aborto selectivo de niñas. Se han producido entre 4 y 12 millones de abortos de niñas en la India en las últimas décadas, sin que la situación distinga entre clase social o etnia (ver: http://www.nytimes.com/2011/05/25/world/asia/25india.html). El gobierno ha promovido legislación que prohíba el uso de ultrasonidos para distinguir el sexo del feto, en un país en el cual el aborto es plenamente permitido.

El tercer caso es el de esterilizaciones forzadas en Perú durante el gobierno de Fujimori que vuelve a estar en las noticias (ver: http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-309386-fiscalia-de-peru-reabre-caso-de-esterilizaciones-bajo-fujimori). Durante su administración se dice que se dieron aproximadamente 300.000 esterilizaciones en sectores pobres de la población. Esta práctica, considerada un crimen de lesa humanidad, una vez más, se ejerció sobre el cuerpo de las mujeres, atentando contra su autonomía. Muchas de ellas incluso fallecieron a causa de la práctica.  

El cuarto caso y más reciente, es la noticia sobre la indemnización que pagará el gobierno del Estado de Carolina del Norte en Estados Unidos a las víctimas las 7600 mujeres que fueron esterilizadas a principios del siglo XX en campañas eugenésicas (Ver: http://articles.cnn.com/2011-06-22/us/raleigh.eugenics.hearing_1_sterilization-program-task-force-eugenics-law?_s=PM:US).  Este es el único Estado ha hablado de indemnizaciones por las esterilizaciones a las que fueron sometidas niñas y adultas por su condición de raza, estatus socio-económico o características que las hacían “indeseables”.

En los casos expuestos se evidencia una constante: las políticas para prevenir la sobrepoblación impactan de forma diferenciada la autonomía de las mujeres. Son ellas las socialmente indeseadas, las pobres, las que no deberían vivir ni reproducirse, y cuyo consentimiento es irrelevante. Incluso, cuando los hombres se dan cuenta que las necesitan, nuevamente son objetivizadas contra su voluntad, para ser y hacer lo que ellos quieren.

La situación en Colombia no se aleja de lo anterior. La preocupación gubernamental por la sobrepoblación es un hecho. Por un lado, el embarazo adolescente está en la punta de las políticas de la Alta Consejera para la Equidad de la Mujer. Sin embargo, hay que mirar de nuevo quienes son estas adolescentes. En su mayoría son pobres y sin educación. ¿Desean ellas convertirse en madres? El consentimiento aquí, de las mayores de 14 años, es relevante. Las políticas que se implementen deben alejarse de lo que ha sucedido en los casos mencionados, evitando que la injerencia arbitraria en el cuerpo de la mujer se convierta de nuevo en el núcleo de las políticas. 

**Abogada (con honores), politóloga y estudiante de la Maestría en Derecho de la Universidad de los Andes. Profesora del Seminario de Investigación Dirigida. Investigadora de IDEGE y de PAIIS